sábado, 22 de octubre de 2011

Ordalías culturales

A las humildes gentes de Turrubares y de todas partes,
que hacen lo necesario  por sobrevivir.

Estamos de nuevo en la etapa de más abundancia de lluvia. Y de nuevo nos agarra el agua con una infraestructura vial deficitaria y no solo por falta de construcción de obra pendiente y siempre necesaria, sino también por los daños causados por los derrumbes, hundimientos y crecidas de ríos  de  temporales en años anteriores y que no fueron reparados a tiempo y que, por si fuera poco, se incrementan. 

Recuerdo muy bien una  alocución por televisión nacional   de la exministra de transportes Karla González, por ahí del 2009,  en la que hacía glosa del  nuevo ‘cambio cultural’ de los costarricenses en materia  vial. Según ella (palabras más, palabras menos) los costarricenses tenemos que entender que el Estado ya no construye, sino que concesiona para que empresas privadas participen y construyan infraestructura pública necesaria para el país. La transparencia  de la  funcionaria pública González en aquellas declaraciones resultó proverbial y criminal a la vez. Es además un triste síntoma de los  tiempos  que estamos viviendo… por cerca ya de treinta años. 
 

Y no es que el modelo de concesión de obra pública sea  malo o perverso per se, no  se trata de eso, lo que está en el fondo es que la ex-ministra nunca nos va a decir  que ese ‘cambio cultural’ que ella pide se inserta en un cambio más amplio y que algunos han teorizado  sobre él como globalización bajo esquema neoliberal. Es un tema amplio para discutir aquí pero baste decir que en un esquema neoliberal lo principal es hacer y ayudar a generar buenos negocios (pragmatismo le llaman también)  y que una de sus consecuencias  es producir ‘ganadores’ y ‘perdedores’, es decir, gente que vive bien, muy bien y otra que mal vive o sobrevive(algunas estadísticas dicen que son la gran mayoría de mortales). Sólo en la administración pasada, y con competencia del MOPT,  los nombres que excitaron a algunos a hacer buenos negocios por medio de la figura de la concesión fueron  Alterra, Riteve, carretera a Caldera; aeropuerto de Liberia, tren eléctrico metropolitano, costanera sur, vía a San Ramón, entre otros; y en lo que llevamos de la administración Chinchilla Miranda lo que hace babear a algunos de los grupúsculos plutocráticos son los puertos de Moín.  Todas ellas obras por concesión. Los que participaron  trabajosamente, de una u otra forma,  para que esas concesiones se dieran son los ‘ganadores’. ¿Quiénes, entonces, son los perdedores? Pues la gran mayoría de los costarricenses, los que no tenemos ni queremos  asimilar patrones de comportamiento mercantiles impuestos y desagregadores ni colaborar en emprendimientos codiciosos(locales y globales) de algunos en detrimento de la gran mayoría. Y  claro está, fueron perdedores,  por ser las más visibles e inmediatos,  las cinco personas muertas, las decenas de heridos y los pobladores de la localidad de Turrubares,  hace exactamente dos años, y que,  aunque no lo saben o nunca lo supieron,  padecen o padecieron la peor cara de la globalización neoliberal.  Más que legal, por lo  sucedido en el puente en ese momento, la responsabilidad es gubernamental, y se convierte,  por lo tanto, en responsabilidad política. Por eso resulta tan grosero y malintencionado el que, en un primer momento se quiso  inculpar a los demás, especialmente al humilde chofer del bus por lo ocurrido (La fiscalía ya tiene lista la acusación en su contra). Soy de zona rural, de una parte con una topografía ‘difícil’ y hace mucho tiempo que  admiro a estas personas  que ‘se la juegan’ para hacer que otras personas lleguen todos los días  a sus trabajos, lugares de estudio o citas médicas. Algo me dice, además,  que el conductor del autobús no hacía ‘buenos negocios’ transportando gente ni ayudaba a crearlos, más bien prestaba un servicio cuasi social y a mi parecer heroico al transportar personas todos los días por ese puente en tan mal estado.
                              
  Asumir responsabilidad política, la renuncia de la funcionaria en el caso mencionado, como ocurrió dos días después por presiones externas,  no debería ser ninguna ordalía(técnica de tortura medieval) para un funcionario público, por decir lo menos, como pensó en su momento el presidente Arias, a no ser que se esté en un puesto estratégico de la administración pública para ser un ‘ganador’ y para seguir generando buenos negocios.  Según ésta lógica, ahí sí que estaríamos en problemas, jodidos la gran mayoría.

viernes, 6 de mayo de 2011

Mayo Agridulce

Cambiando  la manera de votar, sesionando con veintiséis diputados, cuando el mínimo requerido es de  treinta y ocho, con un diputado reemplazando a Guillermo Zúñiga, con un receso de cuarenta minutos para hacer discursos, y con un diputado José Alberto Rojas todavía en el hospital debido a amenazas(otra vez la técnica de torcer  brazos) mermando así al bloque opositor y, con las usuales prebendas  para algunos de los restantes  parlamentarios, nada de eso ayudó al PLN a obtener el directorio legislativo por segundo año consecutivo.

Al final, desprestigiados ellos mismos por su actuación del día anterior y en vista de que se dieron cuenta,  aunque no lo aceptan, y, quizá nunca lo harán, de que no reunían los votos necesarios para ganar el directorio, 26 votos fue lo más que lograron amarrar, un poquito lejos de los 29 que publicitaban, decidieron al día siguiente abandonar  su pretensión, renuncia del espurio presidente Villanueva reelecto de por medio, y declinaron presentar papeleta,  cabe decir, la misma que nunca fue dada a conocer en su totalidad, lo que  sabemos nada más es quién la encabezaba. 

El tragicomedia terminó de dibujarse cuando Viviana Martin echó mano a un   argumento-cliché-falacia histórico, a saber, la lucha de su partido por la “pureza del sufragio” y del voto secreto; aspectos que no  son del  caso comentar aquí; es suficiente la contundente respuesta y refutación de parte de parte de un letrado del TSE(Diario Extra, 3/5/11) y del periodista Armando González(La Nación S.A., 3/5/11) este último nada sospechoso de antiliberacionismo o de ser simpatizante del bloque opositor, por aquello de las dudas. 

Por sus palabras los conoceréis.
“Forajidos”  vociferó el diputado  verdiblanco  Fabio Molina  irritado  porque los diputados de la Alianza por CR  no cayeron en las trampas que  el directorio provisional presidido por Annie Saborío(oficialista) les tenía tendidas al salirse del recinto legislativo y romper el quórum . Cabe señalar que también fue esta diputada la que validó luego la aberración procedimental de la mañana del primero de mayo. 
“Fascistas” gritó ante la constatación de la coherencia, transparencia y firmeza del bloque opositor que no se dejó enajenar. 
“Cobardes”  se desgañitó cuando se dio cuenta que el bloque opositor no respondía a ‘bosses’ o a fuerzas que no van a elecciones y que su principal motivación es devolver la confianza en las instituciones políticas y poner a CR por encima de cualquier interés gremial o partidario para bien de la mayoría. 


El aprendizaje.


“No tenemos vocación de oposición”. Más allá del talante autoritario de esta frase que en rueda de prensa expresara Luis Gerardo Villanueva, y de lo que implica para el ordenamiento  institucional-democrático del país, entre otras cosas que en el PLN hay gente dispuesta a lo que sea con tal de hacerse con el poder,  lo cierto es que, bajando un poco el tono, a partir de ahora la fracción de liberación nacional es, si lo desea, efectivamente,  oposición dentro del poder legislativo. Paradójicamente, ahora les toca ver y juzgar las cosas desde otro ángulo, uno por cierto que no están muy acostumbrados si volvemos a la  joya de frase líneas arriba. Gran trabajo y gran responsabilidad recae sobre los diputados verdiblancos. Les toca demostrar, ahora desde la otra acera, y si lo desean,  que no son obstruccionistas, que no son los diputados “No”, es decir, todo lo que le endosaban a la oposición,  y que su principal interés es  ayudar a buscar soluciones para los problemas urgentes que  ocupan al país en lugar empeorarlos. Si lo lograsen todos habremos ganado y sobre todo  no tendremos que seguir el desesperanzador y, viéndolo bien,  muy alegórico consejo que el legislador Luis Fishman le dio al diputado del PLN  Luis Fernando Mendoza cuando éste  confesó, algo apenado, que le había pedido a su hijo que siguiera la sesión del congreso por televisión: “Dígale a su hijo que cambie el canal”.


martes, 8 de marzo de 2011

'No tiene nada de malo'



El título alude  a un dicho de  moda entre funcionarios públicos locales ya sea para eludir responsabilidades políticas de sus actos o de sus amigos para justificarles sus  venales acciones.

Llena de indignación y de vergüenza ajena ver como funcionarios públicos se aferran a sus puestos, pese a sus evidentes faltas, como si estos fueran bienes  propios al estilo de títulos nobiliarios u herencias de otro tipo.  Como casos recientes hay que recordar a la   exministra de Vivienda Clara Zomer , la cuál, después de participar en una comilona de cientos de miles de colones,  con marcado descaro solo atinó a decir que ponía su puesto a disposición del presidente; ¡Ja!,  al ‘diputado del miedo’ Fernando Sanchéz,  que lo tienen en este momento de larguito, tal vez, purificándose con agua bendita  en el Vaticano, para ponerlo a jugar de nuevo más adelante(no olvidemos que es el ‘tercer Arias’) o a la también exministra del Mopt Karla Gonzáles, con su danza de concesiones bien logradas para las concesionarias y para los codiciosos bolsillos oligárquicos criollos y pésimamente logradas  para nosotros los usuarios y para la salud fiscal del país. 


El tema viene a colación debido a la filtración de cables de la embajada estadounidense en CR, vía wikileaks y gracias a la difusión que  el periódico “independiente” La Nación S. A. les está  dando; ya que, si lo que revelan  tales filtraciones es cierto, sería de recibo sentar responsabilidades inmediatas,  entre ellas, solicitar  la renuncia  de varios funcionarios públicos en este país, como el presidente del TSE  Antonio Sobrado por ver para otro lado mientras se cometían las arbitrariedades durante la campaña del referendo en perjuicio del movimiento del No, de un magistrado de la Corte suprema de Justicia, que al parecer habría adelantado criterio sobre asuntos de su conocimiento, así como de algunos funcionarios de la Policía.

Sólo un par de ejemplos recientes nos hacen pensar que otra forma de responsabilidad en la administración pública es posible. Uno es el caso de la ministra de Relaciones Exteriores de Francia, Michele Alliot- Marie que viajó a Túnez, al inicio de la revuelta en ese país, y en el cual  ofreció a la cúpula tunecina en apuros, ayuda policial y  accedió a una invitación a viajar en un avión privado perteneciente a un conocido del derrocado presidente tunecino Zine el Abidine Ben Ali. Por qué tendría que renunciar: No ha hecho ‘nada ilegal’ dirían por aquí. Bueno, tanta candidez le costo el puesto a la funcionaria  de 64 años. Ella había estado al frente de distintos ministerios de forma ininterrumpida desde 2002 y era titular de Exteriores desde hace poco más de tres meses antes de su remoción.

El otro caso es del ministro alemán de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, que presentó  su dimisión como consecuencia del escándalo que se desató al salir a la luz que había copiado de otros autores parte importante de su tesis doctoral de derecho. Nótese que sí bien su falta no tuvo nada que ver con sus funciones típicas de su ministerio, el funcionario dimite tomando en cuenta el daño hecho a  la administración y a sus subordinados. Y todo a pesar también del apoyo que la misma canciller Angela Merkel le dio,  alegando que su labor en el gobierno era de ministro y no de científico. En este caso los políticos costarricenses acostumbrados a la impunidad habrían dicho ‘nada malo ha hecho’, no es asunto que tenga que ver con el gobierno: ¿Y la probidad del funcionario público qué? Simplemente un saludo a la bandera.

Es muy importante resaltar que las renuncia o remociones aludidas no se dieron así porque así, sino que también medió la presión de los medios, de otros políticos y por sobre todo, de la gente de a pie, que con razón y valientemente se atrevió a denunciarlos.