Triunfantes, jubilosos. Así vemos
a los directores de los principales telenoticieros comerciales del país
(Ignacio Santos y Jerry Alfaro de Telenoticias y Noticias Repretel,
respectivamente) a pocas horas de que en Costa Rica empiece el apagón analógico
o encendido digital, según quiera verse, el pasado miércoles.
¿Por qué tanto contento y
celebración? Un espectador acrítico del acontecimiento podría pensar que se
trata de una alegría que proviene de un avance tecnológico (un salto adelante) que
ofrece calidad de imagen y sonido a las transmisiones de manera gratuita al
prescindir de las pesadas y molestas antenas de televisión de aire (verdad a
medias ya que se necesita de una pequeña inversión, un convertidor digital de
señal de TV). Puede existir un gramo de eso, sin embargo, la puesta en escena hace pensar otra cosa. Y es que la exultación de ambos resulta de la
realización sin pudor alguno de un triunfo corporativo y comercial anhelado desde hace mucho. El
aprovechamiento del ancho de banda que en la televisión analógica solamente
permite la transmisión de un único programa por canal ahora se verá
multiplicado por tres. Es decir, Repretel, dueña de los canales 2, 4, 6 y 11
pasa a tener no menos 12 canales para la transmisión de contenidos. Por su
parte, Televisora de Costa Rica, dueña de los canales 7 y 33, pasa a tener 6. Las probabilidades de acrecentar el lucro son seguras.
Pero falta algo en esta ecuación
para explicar júbilo gremial/empresarial de la cual la dupla Santos-Alfaro es
la parte visible. Y esto es la floja legislación costarricense en cuanto a la
concesión del espectro radioeléctrico (La única ley existente data de 1954),
que facilita una utilización caótica y antidemocrática del mismo (https://semanariouniversidad.com/cultura/sutel-reconoce-caos-en-uso-del-espectro-radioelctrico/) y que aplica tofdavía en tiempos de la TV digital.
Así las cosas, no creo necesario
extenderme más del porqué ese despliegue triunfante, de ese simulacro que nos tocó presenciar hasta acercarse las
11:30 pm. (hora en la que se dio la orden de apagar la transmisión analógica de
la señal de TV ) no es más que la manifestación de la gula, obscena y hasta
pornográfica del poder que ostentan los principales medios de comunicación
comercial locales. Saben que se pegaron la lotería con todo y acumulado.
(Ojalá no se salgan con la suya
por mucho tiempo).