lunes, 22 de abril de 2013

Una versión local de la falsa promesa de la modernidad





Hace unos días el tecnócrata de turno en el ministerio de transportes, Pedro Castro, echó mano a una falsa promesa  a propósito de la Concesión de la ruta San José-San Ramón. Afirma el titular de transportes que, con las obras, el ahorro será evidente en tiempo e inclusive que los pasajes de bus bajarían. Quienes viajen en bus serán aún más beneficiados, por cuanto las tarifas deberán bajar cuando la vía genere menos consumo de combustible, menos desgaste de llantas, menos reparaciones mecánicas, menos remuneración a los conductores. Quienes viajen en bus, sin pagar más, se ganarán hasta una hora diaria, si se desplazan a San Ramón, pudiendo trabajar más, disfrutar con sus familias, estudiar, etc.” (http://www.nacion.com/2013-04-16/Opinion/La-ruta-San-Jose-San-Ramon--una-obra-indispensable.aspx

¿En qué consiste esa falsa promesa de la que hablo? Las fuerzas que hicieron emerger la sociedad moderna prometieron liberar universalmente a los seres humanos de la escasez mediante la tecnología y la ciencia aplicadas al proceso productivo.

Uno de los alcances de la promesa, heredada a su vez de la Revolución Industrial, se resumía en la reducción de la jornada laboral a no más de  ocho horas diarias (Francia un tiempo tuvo inclusive una jornada de seis horas diarias). Hoy sabemos  que para la reproducción de la existencia, esto es, para  subsistir en lo básico y primordial como alimentación, vestido, techo, salud y educación, por ejemplo, a un individuo le bastaría con cuatro horas diarias de trabajo. Desde la teoría de la plusvalía (Marx) sabemos que el resto del tiempo que trabajamos a partir de esas cuatro horas es para el beneficio del patrón u empresario capitalista. Otro de los alcances es que la tecnología, esto es, los electrodomésticos, los medios de transporte, los medios de comunicación, etc., nos permitirían aprovechar el tiempo libre en otra cosa que no fuera trabajar: en ocio. El progreso que se quería tenía un propósito  ético por cuanto el fin era el bienestar de las personas, el desarrollo integral de las mismas  y  muy importante, su participación de la “polis” en el sentido clásico de la expresión. Pero esa promesa resulta y resultó ser falsa y contradictoria. Más o menos sabemos que pasó. Conforme se perfeccionaron los medios de producción y la industria poco a poco se fue automatizando dio como  resultado el exceso de mercancías. Se produjo tanto y tan rápido que el sistema necesitó colocar dichos productos en algún lado. Y lo más astuto que los empresarios idearon  fue colocar dichas mercancías en los dormitorios, cocheras y salas de sus trabajadores. En efecto, nos convirtieron en consumidores.  El remanente de los ingresos que los trabajadores obtenemos y que se pensó nos podían servir para disfrutar el ocio se ha de gastar en consumir artefactos.  El “progreso” en lugar de liberarnos nos convirtió en simples e infantiles  máquinas deseantes.

Volviendo al principio de la nota, fue un representante de la Cámara de Autobuseros el primero que salió al paso y desmintió categóricamente al señor Pedro Castro: “Tal rebaja(la de los pasajes de bus) no se va a producir y me parece que es una táctica más para enredar a los pueblos que están levantados con esto y no somos los autobuseros los que vamos a pagar los desaciertos de una mala decisión de un contrato “leonino” y de una falta de consulta a las autoridades y a los afectados con este proyecto(http://www.crhoy.com/asociacion-de-autobuseros-sobre-rebaja-de-tarifas-en-ruta-1-lo-que-dice-el-ministro-es-falso/). Al empresario capitalista lo que le interesa es maximizar ganancias y no lo pensará dos veces para hacerlo a costa de sus subordinados u usuarios del servicio que preste. Así las cosas, la articulación y conformación capitalista no ha cumplido con esas promesas. Al respecto de los ejemplos citados a mí tampoco me cabe duda,  que en una eventual concesión, los pasajes de bus más bien subirán, puesto que  lo costos, casi que de cualquier servicio, siempre se le cargan al usuario y que a lo más, si fuera cierto lo de la reducción de tiempo en el recorrido, lo que haría la empresa autobusera sería recargar el trabajo a los choferes para que hagan carreras adicionales y estoy pensando, quizás sin pago de horas extra.

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