Hace unos días el tecnócrata de turno en el ministerio de transportes, Pedro Castro, echó mano a una falsa promesa a propósito de la Concesión de la ruta San
José-San Ramón. Afirma el titular de transportes que, con las
obras, el ahorro será evidente en tiempo e inclusive que los pasajes de bus
bajarían. “Quienes viajen en bus serán aún más beneficiados, por cuanto
las tarifas deberán bajar cuando la vía genere menos consumo de combustible,
menos desgaste de llantas, menos reparaciones mecánicas, menos remuneración a
los conductores. Quienes viajen en bus, sin pagar más, se ganarán hasta una
hora diaria, si se desplazan a San Ramón, pudiendo trabajar más, disfrutar con
sus familias, estudiar, etc.” (http://www.nacion.com/2013-04-16/Opinion/La-ruta-San-Jose-San-Ramon--una-obra-indispensable.aspx
¿En
qué consiste esa falsa promesa de la que hablo? Las fuerzas que hicieron
emerger la sociedad moderna prometieron liberar universalmente a los seres
humanos de la escasez mediante la tecnología y la ciencia aplicadas al proceso
productivo.
Uno de los alcances de la promesa, heredada a
su vez de la Revolución Industrial, se resumía en la reducción de la jornada
laboral a no más de ocho horas
diarias (Francia un tiempo tuvo inclusive una jornada de seis horas diarias). Hoy
sabemos que para la reproducción de la
existencia, esto es, para subsistir en
lo básico y primordial como alimentación, vestido, techo, salud y educación,
por ejemplo, a un individuo le bastaría con cuatro horas diarias de trabajo.
Desde la teoría de la plusvalía (Marx) sabemos que el resto del tiempo que
trabajamos a partir de esas cuatro horas es para el beneficio del patrón u
empresario capitalista. Otro de los alcances es que la tecnología, esto es, los
electrodomésticos, los medios de transporte, los medios de comunicación, etc.,
nos permitirían aprovechar el tiempo libre en otra cosa que no fuera trabajar: en ocio. El progreso que se quería tenía
un propósito ético por cuanto el fin era
el bienestar de las personas, el desarrollo integral de las mismas y muy
importante, su participación de la “polis”
en el sentido clásico de la expresión. Pero esa promesa resulta y resultó ser
falsa y contradictoria. Más o menos sabemos que pasó. Conforme se perfeccionaron
los medios de producción y la industria poco a poco se fue automatizando dio
como resultado el exceso de mercancías.
Se produjo tanto y tan rápido que el sistema necesitó colocar dichos productos
en algún lado. Y lo más astuto que los empresarios idearon fue colocar dichas mercancías en los
dormitorios, cocheras y salas de sus trabajadores. En efecto, nos convirtieron
en consumidores. El remanente de los
ingresos que los trabajadores obtenemos y que se pensó nos podían servir para
disfrutar el ocio se ha de gastar en consumir artefactos. El “progreso” en lugar de liberarnos nos
convirtió en simples e infantiles
máquinas deseantes.
Volviendo al principio de la nota, fue un
representante de la Cámara de Autobuseros el primero que salió al paso y
desmintió categóricamente al señor Pedro Castro: ““Tal rebaja(la de los pasajes de bus) no se va a
producir y me parece que es una táctica más para enredar a los pueblos que están levantados con esto y no somos los autobuseros los que vamos a pagar los desaciertos de una mala decisión de un contrato “leonino” y de una falta de consulta a las autoridades y a los afectados con este proyecto”(http://www.crhoy.com/asociacion-de-autobuseros-sobre-rebaja-de-tarifas-en-ruta-1-lo-que-dice-el-ministro-es-falso/).
Al
empresario capitalista lo que le interesa es maximizar ganancias y no lo
pensará dos veces para hacerlo a costa de sus subordinados u usuarios del
servicio que preste. Así las cosas, la
articulación y conformación capitalista no ha cumplido con esas promesas. Al respecto
de los ejemplos citados a mí tampoco me cabe duda, que en una eventual concesión, los pasajes de
bus más bien subirán, puesto que lo
costos, casi que de cualquier servicio, siempre se le cargan al usuario y que a
lo más, si fuera cierto lo de la reducción de tiempo en el recorrido, lo que
haría la empresa autobusera sería recargar el trabajo a los choferes para que
hagan carreras adicionales y estoy pensando, quizás sin pago de horas extra.
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